Bernal, de la mano de Pedro de Alvarado, se convierte en gobernador de la ciudad de Santiago y en 1551 es elegido regidor perpetuo de la ciudad.
El exsoldado Bernal Díaz del Castillo había estado redactando un monumento de guerra en donde cuenta las peripecias de sus aventuras. El manuscrito, más tarde, se convirtió en la Historia de la conquista de la Nueva España gracias al afán por querer debatirle a Francisco López de Gómara y a otros supuestos historiadores que escribieron varias libros sobre la conquista sin haber pisado tierras en este lado del mundo y, además, sin reconocer los esfuerzos de los soldados comunes en dicha empresa.
La gran obra de Bernal Díaz del Castillo básicamente fue incansablemente redactada, revisada y corregida hasta su muerte en la actual Antigua Guatemala. Entre los hitos más importantes de su Historia de la conquista, se encuentran la Noche Triste, la derrota de los mexicas y la fundación de la ciudad de México.
Sin embargo, a pesar del gran acervo histórico que significa la Historia de la conquista de la Nueva España, durante la segunda mitad del siglo XX, los escritores del boom latinoamericano la revaloraron hasta elevarla como el génesis de la novela latinoamericana por su peculiar valor enunciativo: involucramiento de emociones propias del autor en la crónica, ambigüedad en el relato a partir de metáforas y otros recursos retóricos propios del arte de escribir ficción, un uso del detalle y lo anecdótico que incluso muchas veces remite a novelas de caballería como el Amadís de Gaula para comparar sucesos sorprendentes que vivió y presenció en el Nuevo Mundo.
Por otro lado, como una de las acciones más loables del soldado Bernal Díaz, puede mencionarse el alto para marcar con hierro a los esclavos, solicitud que fue otorgada por Sebastián Ramírez de Fuenleal, Presidente de la Real Audiencia de México.
En definitiva, el legado de Bernal Díaz del Castillo radica en una obra con intenciones históricas, seguramente una de los momentos de mayor inflexión trascendental del continente, pero que también conmueve al lector por la riqueza literaria con la que promulga la experiencia personal de un conquistar en un mundo desconocido.
Actualmente, en La Antigua Guatemala, es posible visitar una placa que reza que ahí vivó el cronista y soldado español.
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